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Orígenes del FAT

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Oct 24, 2015 ,

El Frente Auténtico del Trabajo fue fundado en la Ciudad de México en 1960, como parte de un proyecto denominado Movimiento Nacional de Promoción Obrera, asesorado por el Secretariado Social Mexicano, que vinculado a la Confederación Latinoamericana de Sindicatos Cristianos (CLASC).

Cinco principios de su declaración de principios en su nacimiento son hoy en día, pilar fundamental del FAT:

1.- Libertad sindical
2.- Democracia sindical
3.- Independencia de los partidos políticos
4.- Autonomía del gobierno y los patrones
5.- Constante lucha por elevar los niveles de vida material y espiritual de la clase trabajadora.

Si esos principios fueran escritos hoy día por una visión más secular dentro del FAT, el tema de la elevación espiritual del nivel de vida sería quizá remplazado por algo relacionado con los derechos humanos. El resto se redacta igual.

Aun cuando los activistas de la Juventud Obrera Católica (JOC) proporcionaron una buena base inicial para la organización obrera, se tuvo poco éxito en la organización de los trabajadores en la Ciudad de México.

En 1962 los fundadores, trabajadores de la industria del calzado en León, con arraigo en la comunidad, instalan en esta ciudad la cede nacional del incipiente movimiento; la semilla cayó en suelo fértil y de inmediato empezó a crecer.

Partiendo de los barrios, las parroquias y apoyado en la militancia de la (JOC), Nicolás Medina comenzó a impartir talleres sobre legislación laboral y organización sindical.

A fines de eses año, estaban listos para obtener reconocimiento legal de un sindicato de la industria del calzado; fue necesario realizar presiones las cuales incluyeron marchas y manifestaciones en León, y Guanajuato, la capital del Estado.

La resistencia por parte de los patrones fue muy fuerte. La prensa local no dudó en llamarlos “agitadores cristianos» acusándolos de recibir dinero del Vaticano para promover una revolución al estilo cubano. Los patrones locales intentaron ofrecieron dinero a los líderes juveniles y boleto de ida a donde él quisiera a Nicolás Medina si detenía la creación de sindicatos independientes. Los jóvenes trabajadores no cedieron ante ello. En 1964, la organización logró su primer contrato colectivo de trabajo con una empresa de calzado en León y otro en de la industria textil obtuvieron su primer contrato colectivo.

Los éxitos logrados en León generaron un primer conflicto con la iglesia. Los patrones eran los principales contribuyentes de la iglesia y ellos preferían la doctrina cristiana que enfatizaba conservadoramente humildad y respeto ante los superiores. Esto aceleró el rompimiento del FAT la iglesia.

Un movimiento de organización paralela tuvo lugar en Chihuahua, que consiguió la formación de sindicatos en 13 fábricas, incluyendo a Pepsi-Cola.

DE 1968 EN ADELANTE

El año de 1968 fue decisivo no sólo para México sino para muchos otros lugares en el mundo. En el frente religioso este fue el año de la Conferencia de Obispos de Medellín, Colombia, en la cual la iglesia católica hizo un llamado a la “opción preferencial por los pobres”. La teología de la liberación se extendió y se comenzó a fortalecer la organización de las comunidades de base, en medio de la clase trabajadora, Porfirio Miranda inspiró a muchos por medio de su libro Marx y la Biblia.

En el frente político, el evento más importante ocurrió en octubre de este año que terminó con la masacre de estudiantes en Tlatelolco, hecho que apenas en 2003 se están abriendo las investigaciones judiciales.

En el movimiento obrero, hay que resaltar la lucha de los maestros, ferrocarrileros y electricistas. El gobierno trató de presentar todos estos movimientos de disconformidad como parte de un complot de desestabilización nacional.

Los años siguientes fueron cruciales en cuanto a definir las características esenciales del FAT. Los grupos de estudiantes radicalizados ante los acontecimientos de octubre fueron ahora una fuente de fortalecimiento para el FAT tal y como lo había sido en su momento la JOC. Algunos de los nuevos afiliados al FAT veían en el ilimitado deseo de más y más ganancias de los empresarios, la contradicción fundamental con respecto a las aspiraciones obreras relacionadas con la obtención de mejores y más dignas condiciones de vida, en las cuales los trabajadores por sí mismos pudieran tomar decisiones que los afectaran.

Fue en los setentas que el FAT rompió con las relaciones con la CLAT -la Confederación Latinoamericana de Trabajadores-. Durante los sesentas el FAT tuvo que hacer frente a presiones desde la izquierda cuando un movimiento maoísta trató de tomar el control de la organización de trabajadores de las industrias metálicas, el SNTIHA. Para fines de los setentas y principios de los ochentas, el FAT observó la represión del movimiento solidaridad en Polonia, y viajes personales a Europa del Este pusieron en primer plano serias dudas acerca de las condiciones de vida que se tenían bajo el mando del llamado socialismo real.

El FAT tenía que definirse por sí mismo, no sólo con relación a sus raíces, a los movimientos sociales, y el gobierno; A principios de los setentas Muñoz Ledo, Secretario del Trabajo del presidente Luis Echeverría, invitó al FAT a integrarse al Congreso del Trabajo (CT), la organización sindical del gobierno.

Para ese entonces el FAT había tratado de incursionar en la organización de trabajadores de la industria automotriz, y ya se les había indicado por parte del gobierno que ellos no podrían organizar la fuerza de trabajo en ese sector, y que en cambio podrían tener facilidades de organización en la industria del calzado y otros sectores complementarios de la economía, si se decidían a mantener una acción de mayor cooperación con el estado. El FAT rechazó la oferta y continuó su lucha por un movimiento obrero independiente.

Una huelga clave en 1975, en la fábrica de la industria automotriz Spicer, ayudó a que el FAT refinara su posición en términos ideológicos y estratégicos con relación a la organización laboral. Un punto central en esa definición fue la autogestión.

 

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